jueves, 25 de octubre de 2007

MI FAMILIA- P. MIGUEL ORTEGA R.

Mi Familia- P. MIGUEL ORTEGA R.
Del Libro "He Decidido ser Feliz"

“ DESCANSO DE LA SAGRADA FAMILIA EN SU HUIDA A EGIPTO “- ZURBARÁN.

MI FAMILIA
Tengo múltiples afectos,
Amistades, relaciones, conocidos.

Nada iguala a mi vida familiar.

Llevo las marcas registradas
de mis padres
impresas en mi rostro.

No importa el tiempo vivido con ellos.
Puede que haya sido mucho, poco o nada.
Su sello, sus palabras.
sus presencias, sus ausencias.
sus cariños, sus peleas, sus afectos,
su abandono, su manera de hablarme,
su recuerdo, sus castigos,
su forma de vivir con Dios,
su manera de entender el sexo, la vida,
el placer o la felicidad,
han quedado registrados
en todos los pliegues de mi alma.

Sus enojos y dolores
Influyen hoy en mi conducta.
Estén ellos vivos o muertos.
Sea yo un niño, un joven o un anciano.

Voy caminado por la vida,
y desde su proximidad o lejanía
busco, sin darme cuenta, agradar a mi padre
o seguir los consejos de mi madre.

Voy por los caminos
buscando de algún modo misterioso
reproducir o descubrir
la imagen paterna o materna
que llevo impresa en mi interior.
De no hacerlo, siento miedo.

En toda autoridad,
en el que manda, en el jefe, en el superior,
en el párroco, en el profesor o en el obispo,
descubro un grado de paternidad oculta.

Mi padre y mi madre viven
aunque estén muertos.

Ahora que soy consciente,
puedo valorar el bien que me hicieron
o el daño que me causaron.

Ahora puedo rehacerme como persona
si con ellos hubo conflictos o vacíos.
Ahora puedo acentuar las virtudes y valores
que ellos me entregaron.

Mis padres
Fueron artesanos que tallaron en mi roca
Los rasgos más firmes de mi personalidad.

Desde aquí hasta donde ellos estén,
en la ciudad terrena o en la celestial,
yo puedo expresarles en verdad
mis gratitudes o perdones.

No se puede vivir sin expresar
con claridad esta emoción.

“Gracias, papá, por tu amor.
Gracias, mamá, porque me entendiste”

“Te perdono, papá, por tus errores.
Te perdono, mamá, por tus limitaciones”.

Cuando estas palabras
salen desde el fondo de mi alma
yo logro encontrar la paz que necesito.

Por eso me lo digo muchas veces:
Sin duda mi familia me ha marcado.

Pasan los días y los años
y vuelvo progresivamente a valorarla.

La convivencia de los hermanos,
los juegos, las discusiones,
el diálogo, las diferencias,
han marcado mi vida para siempre.

Soy muy consciente
de los múltiples problemas
que hoy enfrenta la vida familiar.

Pero no hay ninguna escuela de este mundo,
ningún siquiatra, ningún consejero
que pueda darme lo que ella me dio
o enseñarme lo que ella me enseñó.

Hoy valoro a mi familia.

Con lo bueno y lo malo,
con el gozo y la tristeza.
con los gratos momentos y con las lágrimas,
con todo,
hoy valoro a mi familia.

Si algo estuvo mal
le regalo mi perdón con generosidad.

Si mucho estuvo bien
le expreso mi gratitud con abundancia.

Soy de los que piensan
que la familia debe unirse cada día más.
Debe tener momentos para el j uego,
para el paseo, para la conversación sin plazo,
para compartir los sentimientos
y expresar los afectos y ternuras.

Me inscribo apasionadamente
entre aquellos que la defienden y protegen.

No creo que sea moderna la actitud
de romper con facilidad vínculos y promesas,
o dejar que cada uno haga su vida
sin apoyos, sin amores, sin ayudas.

No puedo creer en los que consideran
la infidelidad como algo normal
“de estos tiempos que vivimos”.

Amo a mi familia.
Cada día más.

Y me declaro amigo de todas las familias
que con esfuerzo luchan para vivir mejor.

Por algo Dios es Padre,
(y me ama más que mi padre de la tierra).

Dios es Madre,
(y es más tierno que la madre que me dio a luz).

Dios es Hijo,
(y como él yo a Dios lo venero y lo respeto).

Dios es Hermano,
(y con él descubro una multitud de hermanos).

Dios es Familia.

Ahora entiendo algo fundamental
para mi propia vida:
La Santa Trinidad no es sólo la Familia de Dios.
Es mi Familia.
Ella llena mis vacíos y carencias,
me da todo su amor y sus afectos,
sana mis heridas y corrige mis desvíos.

A la Santa Trinidad,
la Santa Familia de Dios y de los hombres,
yo le puedo confiar plenamente
mi ser y mi vida entera.

P. Miguel Ortega
“He Decidido Ser Feliz”

FUENTE : www.laicosignacianos.cl/

ENVIÓ : PATRICIO GALLARDO V.

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